jueves, 30 de octubre de 2014

EL LADO OSCURO DEL PAGO ALA PACHA MAMA

EL CASTIGO DE LA PACHA MAMA

¡Hola!, les voy acontar una historia sobre la pacha mama, lo cuento tal y como me lo contaron; haya en un pueblo muy lejano ocurrió un robo le habían robado todo el ganado de aquella pobre anciana, su familia vino al día siguiente y entre todos decidieron hacer algo.

Unos años antes el hijo mayor de la anciana escucho el castigo de la pacha mama lo escucho de un chaman y consistió en que toda la familia y al que le habían robado se reunieran en un circulo con una vela en el medio lo debían encender al medio día; dicho y hecho toda la familia salio y se sentó en un circulo con la vela encendida y la vela empezaba a chispear para la casa de su compadre de la anciana todos no lo creían, así que voltearon la vela para la derecha y la vela siguió chispeando para el lado de su compadre por mas que lo volteaban la vela siguió chispeando para la casa de su compadre.

Mientras tanto en la casa de su compadre sucedía algo raro el compadre que había robado se empeso a rascar se miembro le picaba tanto que se rascaba mas y mas hasta que se lo arranco y poco a poco el quedo dormido y murió instantáneamente; el forense abrió el cuerpo del compadre y se llevo la sorpresa de su vida porque el cuerpo estaba podrido por dentro; por eso lo llaman el castigo de la pacha mama.

Esto es una historia real que paso hace mucho tiempo.

miércoles, 22 de octubre de 2014

¿QUIEN ARRuLLA AL BEBE?


Esta historia se suscita en el estado de Querétaro, México, aunque hay versiones en otros estados e incluso en otros países. Yo les contaré la versión que llegó a mis oídos...
Era una joven pareja, Roberto y Marisela recién acababan de contraer nupcias, los dos enamorados y recién casados buscaban donde comprar su vivienda, ya habían visto algunas opciones, pero por falta de presupuesto o cercanía con su lugar de trabajo o algún desperfecto en el lugar, no se convencían por ninguno; hasta que uno de sus vecinos de el lugar donde rentaban por el momento, les comentó de una casa muy cerca de su lugar actual de residencia, la casa era grande, hermosa, de dos pisos, con un gran jardín en el patio trasero, en el que había un hermoso rosal, que pesé al abandono y paso delos años, parecía como si alguien lo cuidase con total esmero.
La casa era de un familiar del vecino que había fallecido un par de años atrás, pero sin dar mas detalles del por que o como, menciono que la había heredado y que planeaba venderla, ¿el precio? Era casi regalado y aparte sumando el descuento que le hizo a la joven pareja por el aprecio generado en el tiempo de vecinos.
Tardo poco para que la pareja se cambiase a su nuevo hogar, en poco tiempo la que fuese una casa abandonada ya lucia como un a gran mansión, todo parecía perfecto, un feliz matrimonio, el acenso de Roberto en su trabajo y Marisela embarazada, todo iba viento en popa, ya habían pasado dos años sin novedad alguna; excepto por algunos comentarios que le hacían sus amigos a la pareja, como el que en ocasiones marcaban por teléfono a su hogar y les contestaba una muchacha con voz muy amable que incluso se ofrecía a dejar el recado, cuando se encontraban con vecinos en la calle, ellos juraban haber visto a una joven mujer asomada por la ventana del segundo nivel de la casa que les sonreía amablemente, que incluso les llegaba a saludar. Era muy raro ya que esa ventana era la del cuarto que tenían previsto para el bebé.
La pareja solo se reía de lo que les contaban, ya que eran muy escépticos y no creían en esas boberías, incluso pensaban en no bautizar al futuro niño.
Pasaron los meses y llegó el nuevo integrante de la familia, Mateo un lindo varón de 3 kilos, no podían estar mas felices.
El niño llegó a su habitación, la cual habían preparado con anterioridad, era toda de azul cielo, con avioncitos dibujados por todas las paredes del cuarto, una bonita cuna y una silla mecedora donde su madre podría alimentarlo y arrullar al niño.
El niño era muy bien portado, casi no lloraba y cuando comenzaba a intentar un berrinche, bastaba con ponerlo en la cuna, para que en cuestión de minutos se callara o quedara dormido o a veces el niño se despertaba llorando y en segundos se callaba, en una ocasión mientras comían y el niño estaba en su cuna, dormido al parecer, comenzaron a escuchar sus risitas y hasta carcajaditas del infante, al subir a ver al niño todo quedó en silencio de repente, pero la silla mecedora se movía sin motivo aparente, tomaron al bebé y lo bajaron con ellos a la mesa sin dar mas importancia a lo sucedido.
El exceso de trabajo de Roberto y el encerramiento de Marisela por cuidar al niño todo el día, comenzaba a pasar la factura a la feliz familia, que comenzaban a tener problemas entre ellos, nada grave, pero con buenos momentos de tensión al principio, las peleas comenzaban a subir de intensidad, y en una ocasión que no paraban de gritarse el uno al otro, y el niño no paraba de llorar ya que lo traía cargando Marisela de un lado a otro, mientras reñían, enojadísima fue a la habitación del bebé a ponerlo en la cuna para salir a pelear de nuevo con Roberto, entere sus gritos dejaron de escuchar el llanto de el niño, fue hasta después de una hora que se dieron cuenta que el niño ya no lloraba y que al contrario había pasado del llanto a las risitas.
Se vieron mutuamente y consternados, fueron al cuarto del bebé, al abrir la puerta se llevarían el susto de sus vidas, al ver que una mujer de apariencia joven flotaba sobre el suelo aparentemente sin pies, cargaba al pequeño niño consolando su llanto mientras volteaba a verlos con molestia. Roberto se acercó corriendo y con miedo para arrebatadle al niño, y salir corriendo del lugar...
La familia al día siguiente fueron por sus cosas y decidieron salir de ahí de inmediato.
Poco después el buen vecino contaría la historia, la joven mujer que se aparecía, era su prima, que igual que Roberto y Marisela se había casado y junto con su esposo habían comprado esa casa, habían tenido a su bebé pero éste había fallecido por la tan letal muerte de cuna (muy común en los recién nacidos), su esposo la dejó al poco tiempo y su único consuelo era cuidar ese rosal como si fuese a su pequeño hijo, poco tiempo después ella se quitaría la vida en el cuarto que fuera de su bebé.
La casa no ha sido habitada desde entonces, el rosal sigue siendo cuidado, y algunos cuentan se puede ver a la joven por las ventanas que se pasea entre los cuartos que dan a la calle.

sábado, 11 de octubre de 2014


LAS GEMELAS


Leyendas Urbanas escalofriantes

Se dice que entre los hermanos gemelos hay un vínculo tan especial que cuando le sucede algo a uno de ellos el otro puede sentirlo. Un caso extremo es lo que les sucederá a las niñas de esta escalofriante leyenda urbana…
 
Había dos hermanas gemelas que se llevaban muy bien, como si hubiesen nacido siendo amigas: nunca se peleaban, rara vez discutían, compartían todo lo que podían, tenían las mismas aficiones y aversiones y hasta vestían parecido. 

Toda su vida habían estado en un barrio tranquilo, una zona residencial algo alejada del ajetreo propio de tantas partes de la urbe. Aunque ahora por razones laborales, su madre les había dicho que debían mudarse a una zona distinta de la ciudad, una parte en la que había mucha más actividad y en consecuencia debían tener más cuidado. 

Llegó así un día en que llamaron a la madre del trabajo y, a diferencia de tantos otros días, las niñas debían cruzar solas una calle bastante transitada. Como habían atravesado esa calle cientos de veces junto a ella, la madre pensó que podía despreocuparse de sus hijas y les dijo que tenía que irse rápido y que ellas podían cruzar solas sin problema siempre y cuando miren a uno y otro lado y estén bien atentas a los automóviles. 

Las niñas siguieron el consejo de la madre y esta siguió su rumbo dándoles la espalda; pero, ni bien hubo caminado un par de metros, oyó un ruido espantoso, algo parecido al ruido que hace un coco al quebrarse. 

Eran sus hijas, tendidas sobre el pavimento con las cabezas aplastadas y los cerebros desparramados junto a esquirlas de hueso. A lo lejos un camión huía a toda velocidad, el conductor probablemente distraído con el teléfono o quizás tras haberse tomado un par de copas a la hora de la comida, las arrolló sin tan siquiera reducir su velocidad. El imprudente conductor al sentir los cuerpecitos aplastarse bajo las ruedas del camión aceleró y no solamente no las auxilió, si no que además puso en peligro a otros conductores que pudieron sufrir un accidente al cruzarse con él en su desesperada huída. 

Por desgracia todo el mundo quedó tan conmocionado que nadie tuvo tiempo de apuntar su matrícula por lo que escapó impune. 

La madre lloraba desconsoladamente en medio del tráfico detenido, gritaba y agitaba sus cuerpecitos como esperando que se levantaran de nuevo y le ofrecieran una de sus sonrisas. ¿Cómo podría superar la pérdida de sus angelitos de tan solo ocho años? 

Dicen que el tiempo es el mejor remedio y así fue… Era joven, tenía apenas unos 28 años y un par de años después, se quedó de nuevo embarazada. Casualidades del destino tuvo otra vez gemelas: el problema es que no lograba olvidar del todo a sus hijas fallecidas, sobre todo porque de alguna u otra forma sus nuevas gemelas —que ahora tenían justo la edad en que murieron las anteriores— le recordaban a sus primeras hijas. 

Tenían tantas cosas en común que algunas veces incluso se equivocaba de nombre al llamarlas y estallaba en lágrimas al recordarlas… 

Pero esta vez por nada del mundo descuidaría a sus pequeñas. Las tenía terminantemente prohibido cruzar la calle solas. 

Un día sin embargo vio que mientras jugaban en el parque cerca de su casa se estaban acercando demasiado a la calle y, aterrorizada, les gritó para que se detuvieran, a lo cual ellas respondieron al unísono: 
—No pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez aquí y no volverá a ocurrir…