Las Gorgonas
Las Gorgonas eran tres monstruos y se llamaban Esteno, Euríale y Medusa. Las tres eran hijas de las divinidades marinas Forcis y Ceto. De las tres, sólo esta última era mortal, pero era considerada la Gorgona por excelencia.
La cabeza de estos monstruos estaba rodeada de serpientes, tenían grandes colmillos, manos de bronce y alas de oro. Su mirada era tan penetrante que el que osaba mirarlas a los ojos quedaba convertido en piedra. Pertenecen a la generación preolímpica. Vivían en el Occidente extremo, no lejos del País de los Muertos. Todos les temían, y sólo Poseidón fue capaz de unirse a Medusa y darle dos hijos: el caballo alado, Pegaso y Crisaor.
Las leyendas se centran en Medusa, pues aunque según una tradición fue siempre monstruo, hay otra según la cual, era una hermosa joven que se atrevió a rivalizar con Atenea en belleza, por lo que la diosa la convirtió en la Gorgona. Otra versión cuenta que como Poseidón se atrevió a violar a la joven en uno de los templos de Atenea, ésta castigó a Medusa.
Perseo fue su asesino, por consejo de Atenea, o -según otras tradiciones- por orden del tirano Polidectes. Este héroe logró cortarle la cabeza elevándose en el aire gracias a las sandalias aladas de Hermes, y para no mirarla, usó como espejo su escudo brillante. En adelante, Atenea tuvo la cabeza de la Gorgona en su escudo y se volvió invencible. Además, Perseo se quedó con la sangre, a la cual se le atribuían cualidades mágicas: la que brotó de lado izquierdo era un veneno mortal y la del lado derecho curaba y resucitaba al que la bebiera. Por otro lado, su cabello hacía huir al ejército más numeroso.
Para muchos mitólogos, Medusa simbolizaba el carácter maligno de la mujer que le dieran los griegos, y representaba a la mujer-demonio, a la madre que da la muerte, al lado oscuro de la femineidad.
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